lunes, 20 de febrero de 2012

¿Crea necesidades el Marketing?

Para poder adentrarnos en materia, comenzaré dando una definición de Marketing. A lo largo de la historia, este concepto ha evolucionado mucho, pasando de ser un mecanismo para “lograr una venta” a aquél que satisface necesidades del cliente y establece relaciones con el mismo.

De esta enunciación tan breve y sencilla deducimos la solución teórica a la pregunta que nos estamos planteando: “el marketing no crea necesidades, las satisface”.

Las necesidades son estados de carencia que buscan ser satisfechos y es en ese momento donde interviene el marketing, orientando los gustos y preferencias del consumidor para que a la hora de satisfacer sus necesidades, lo hagan hacia el producto que se está ofreciendo. Pero como ya hemos dicho al definir Marketing, no se busca únicamente que se compre el producto en sí, sino que el cliente esté satisfecho y, yendo un poco más allá, que se mantenga como cliente de la empresa.

Es por ello, que la función principal del marketing no se centra en las necesidades humanas, sino en los deseos de las personas, de forma que poder manipular éstos en su propio beneficio. Se trata de que el marketing despierte nuestros deseos y sentimientos y les dé forma, logrando ventas, captando clientes y satisfaciendo a los mismos.

Los deseos son las formas que adoptan las necesidades en función de los gustos, la cultura, la sociedad a la que se pertenece, etc. y que, acompañados de un cierto poder adquisitivo,  se convierten en demandas, en productos.

El problema que existe para que lleguemos a plantearnos si el marketing crea necesidades, lo subdivido en dos vertientes:

1.    Existen necesidades que, en ocasiones, no percibimos, y cuando somos conscientes de su existencia, un buen trabajo de marketing ya ha orientado nuestros deseos hacía si, por lo que creemos que esa necesidad se ha creado y no había existido antes, pero no es así, ya existía aunque no fuéramos conscientes de ello.

2.    Con los grandes cambios sociales y sobre todo tecnológicos de los últimos tiempos, surgen necesidades nuevas como consecuencia de nuestros cambios de vida y no de espectaculares campañas de marketing.

Por todo lo ya analizado concluyo destacando la importancia de no confundir necesidades con deseos y preferencias y afirmando tajantemente que el marketing no crea necesidades, las despierta, estimula y satisface, pero no puede crearlas ya que son inherentes a cada persona. Lo que sí puede manipularse y, de hecho, es lo que trata de hacer el marketing, es la forma de satisfacer dichas necesidades que una vez identificadas y orientadas adquieren la categoría de deseos y, con la capacidad económica suficiente se materializarían en productos o servicios que satisfacen a los consumidores y los pueden convertir en clientes de la empresa.